El enigma del mensaje secreto by Enid Blyton

El enigma del mensaje secreto by Enid Blyton

autor:Enid Blyton [Blyton, Enid]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Aventuras, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 1960-12-31T16:00:00+00:00


Capítulo 12

Una noche llena de aventuras

Mike no tardó en encontrarse debajo de la ventana del dormitorio de Nick, en la fachada principal de la casa. Buscó entre la grava del camino y cogió unas cuantas piedrecitas. Las arrojó una a una, errando el tiro con todas menos con dos, que dieron en el cristal con un ruidito seco. Nick estaba profundamente dormido y no se movió. Por lo general, ni una tormenta con rayos y truenos lograba despertarlo.

Pero hubo alguien que sí se movió, alguien que levantó las orejas con el primer ruido. Punch no estaba en la cama de Nick como de costumbre, y gruñó cuando oyó el suave rumor de pisadas en el jardín. Gruñó aún más cuando una piedrecita dio en la ventana. Entonces soltó un agudo ladrido y tiró de la ropa de cama que envolvía a Nick.

El chico se despertó.

—¡Calla, Punch! ¿Se puede saber qué haces? —dijo con voz soñolienta.

Punch le tiró de la manga cuando se incorporó, frotándose los ojos. En ese momento otra piedrecita acertó en el cristal. Punch volvió a gruñir, fue hacia la ventana y apoyó las patas delanteras en el alféizar.

—¿Hay alguien ahí fuera? —preguntó Nick, despertándose del todo. Saltó de la cama y se reunió con Punch—. ¿Hay alguien ahí? —dijo en voz alta.

—¡Shsss! —contestó Mike—. Soy yo, Mike. Voy a subir por el árbol, Nick. Dame la mano cuando llegue arriba, ¿vale? Tengo que contarte algo increíble.

Trepó al árbol con cuidado, lo que no resultaba fácil en la oscuridad. Nick cogió su linterna y la dirigió hacia abajo para alumbrarle un poco. Mike se sintió de lo más aliviado cuando se vio por fin en el alféizar.

—¿Qué pasa? —le preguntó Nick.

—Hay alguien en la torre haciendo señales —respondió Mike—. El dormitorio de Penny está orientado en esa dirección, y ella las vio y vino a despertarme. Al principio pensó que debíamos de ser nosotros, que estábamos llevando a cabo lo que se decía en ese mensaje cifrado. ¿Quién será? Por un momento creí que podrías ser tú, pero sé que no irías sin decírmelo, claro.

—¡Mike! ¡Es extraordinario! —exclamó Nick—. Me refiero a que vamos, nos inventamos un misterio, con señales desde la torre incluidas, ¡y se hace realidad! Oye, ¿estás seguro de que has visto luces? A lo mejor estabas medio dormido o algo así.

—Pues no, no lo estaba. Ni tampoco las chicas. Mira, vamos a una habitación que dé a Skylark Hill y la torre, desde tu ventana no se ven.

—¡Guau! —ladró Punch, molesto porque ni Mike ni Nick le hacían el menor caso.

Él estaba encantado de ver a Mike en mitad de la noche, pero ninguno de los chicos se había dignado darle una palmadita en la cabeza siquiera. Estaban demasiado confusos y alterados como para dedicarle atención.

—Y ahora estate quieto, Punch, ni gruñas, ni gimotees, ni nada por el estilo —le ordenó Nick en voz baja—. Quédate aquí un momento. Volveremos enseguida.

Mike y él cruzaron el pasillo y entraron sigilosamente en una habitación vacía de



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